Saturday, July 14, 2012



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buen Viaje!
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PizarniK- MolloY

A Sylvia Molloy
Miramar, Viernes 6, 24 hs.

Ma Chère S., se te extraña aquí, si supieras cómo se te extraña aquí. Y muy en especial se piensa en tu “segundo” rostro —el que traté torpemente de describirte. Espero ser chez toi materia de nostalgia, si es que tenés tiempo y espacio libres para mí, ahora que andás por el lugar de las metamorfosis y de los descubrimientos.
Hoy cometí mi primer acto heroico. Fui a la playa. Pero no estoy tranquila, no estaré tranquila hasta que no escriba como yo deseo sobre lo que deseo y de la manera que deseo. Nada más estúpido que alentar estos deseos y no obstante son más fuertes que mi sentido erítico y mi sentido del humor. De todos modos escribo poco y mal. A causa de ello dibujo un poco, pour me réchauffer un peu, para invitar al Gran Silencio a posarse en mi memoria. Pero qué te estoy diciendo para mi capote! Decíme pronto si vendrás en Semana Santa pues en caso contrario no me interesa quedarme en Nachtua, quiero decir en Miramar. Envié sendas cartas a las Hamadas Olga e Yvonne de modo que si venís llamálas por si desean también venir.
Après les pluies et les rires et les saisons et les fourrures et le soleil et notre sourire il reste une chose inal-te-ra-ble:je t’aime beaucoup, beaucoup, beaucoup, d’ace?
Exhaustivos abrazos, querida amiguita, y más aún
Alejandra
Otra perita von Avila: “Peribañez o el Comendador de Ocaña” de Lope de Pera. Hacer un bello caballerete renacentisco mit die hand und mit die gregüeseos von culotem de soie.

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A Sylvia

A la hora de oro no dores las palabras, al duro sol de la poesía A la hora sin oro dedícale una mirada sin tiempo una mirada sin oro sin horas dedícale el deseo de no pasar más tiempo para que el tiempo corra ingenuo como el agua de una fuente para que los días pierdan su nombre para que el tiempo pierda pie y tú puedas, al fin, mirar antes del primer día.
Alejandra
Sábado 13 junio 1964
Nota: Atención de Sylvia Molloy

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Crónica social
Por Bartolomé Cabello y Caspay Julio Secador y Plancha

¡¡¡El escándalo de la semana!!!
Piénsese en Sir Walter Raleigh.
Piénsese en Petrona C. de Heidegger.
Piénsese en mi tío.
Tan dispares referencias no tienen otro objeto que el de llamar a lareflexión, con el fin de transmitir, comunicar e informar a nuestros inocentes —por ahora— lectores y lectrices, acerca de un escandaloso suceso en el que tomaron parte tres mujeres muy representativas de nuestra intelectualidad telúrica. ¿Quiénes son aquellas a las que no vacilaremos en tachar de endemoniadas? Ellas son:
1) ALEJANDRA PIZARNIK Y PI Y MARGALL Y PU, conspicua representante de nuestra contemporaneidad vigentemente pútrida, autora de “Las masas más ajenas”, “La última trastada” y “Los yoghurtes perdidos”.
2) SUSANA THENON INCLANSKY, SEÑORA DE PUEBLA Y CARMIÑAL MANTOVANI, perspicua rematadora y martillera privada laika, autora de “Reblán sin tregua”, “Tregua sin reblán” y “Spolianski” (poemas).
3) ANA MATA BARRENECHEA HARI SPITZEROVA DE HULA-HULA, cirujana en letras, perita y manzanita en Estilinsky y Gramatova, Master of Arts of Embriology and ciencias Ocultas, autora de “¡Viva Alfonso Reyes!” (tesis de doctorado), “¡Muera Alfonso el Sabio!“ (tomá), y “Se necesitaba tanta jalea real para encender tanto José Cría”, (Balneario La Paloma, 1959).
Las citadas potrillas fueron vistas en circunstancias que nos es penoso consignar. A las 2 de la madrugada canicular, tres sombras se arrastraban hacia un mateo. Una de ellas, la más flaquilla, cubría su rostro con un níveo limpiamokos, a fin de nos ser reconocida. Pero ¡tate!, nuestras cámaras fotográficas captaron el momento en que, con ágil y vicioso brinco, se encaramaban al citado artefacto.
¿A dónde se dirigían a esas horas de la noite? ¿Quo vadis, mentecatas? ¡Noli me tangere, sierpes!
Rueda el carro infernal por la noctámbula calzada. Desde nuestro escondite escuchábamos sus risotadas caducas, sus arrebatos demenciales, mientras amenazaban al pobre auriga con tomar un coche de remisse.
¡Fementidas mozas! ¡Zagalas vendidas al oro de Nápoles y a por quién doblan las campanas, con Ingrid Bergman y Gary Cooper, en el lorraine, $15! ¿De qué os sirvieron las lecciones que os vois impartieron en la Carpa Birmana (Birmansky y Korsakoff Ltda.)?
Y para sellar la afrenta, habéis manchado con vuestro esputo el vetusto frente de la casona solariega de la facultad de filosofía y letrinas.
para Anita con el mucho afecto de su amiguita
Alejandra
y la Susy (del abasto)
Nota: Atención de Ana María Barrenechea

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Ya es de día, arráncate los ojos más grandes del mundo.
Ya es de día, desnúdate de tu cuerpo de ángel perfumado. Ya es de día. Vístete con cáscaras de tortugas asesinadas, cúbrete de pelos polvorosos y de residuos de sangre. Arrástrate por las paredes en busca de alimentos, bebe donde orinan los muertos. Levántate y anda, bestia con memoria, memoria llagada, recuerdo de sangre. Levántate, desconocida con alas de arpillera, vuela cargada de tierra por las piedras silenciosa. Sacrifica tu sueño y cúbrelo de cenizas. Incorpórate, es de día y los justos ya trabajan. Reintégrate a la grasa, al sudor y al polvo. Confiesa hoy también que aún estás viva. Levántate y anda, pobre bestia, y sin llorar.
Alejandra Pizarnik
Nota: Atención de Ana María Barrenechea

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Dos finas poetas argentinas:Alejandra y Sylvia y viceversa
—Tac, Tac, Tac. Los martillazos que daban no dejaban sosiego ni tranquili-dad.
—Mantengamos en alto la líricaxx exigencia
Que impone jerarquías de la ropa interior.
La calidad del culo es la única excelencia...
Así cantaba el Chulo que nos dejó en herencia
El fino privilegio del culo y de la flor.
—Las lenguas muertas. Las lenguas vivavs. El palillero. el cura présbita.
La nariz roma. Una perra gorda en la mano y una flaca en la otra manopara hacerle cuestiones al veterinario. El cogote cortado al rape. Enco-gerse de hombros estilo Angélicacxxxx. Cojo. Hacer cama. ¡Qué cosa tanbonita! Sus fuerzas son pocas, su habilidad es mucha. Tiene un culo algogrande. ¡Qué lástima. Luego salieron seis enanos comiendo confites, opri-miéndo sus niños contra sí, éstos contándose sus vidas y aquellos susamores.
El, la espalda.
El, la frente.
El, la llama.
El, la llama.
El, la llama.
El, la pez.
El, la tierra.
El, la cólera.
El, la prisxión.
El, la malmaison.
El, la toison.
El, la oración.
El, la creación.
El, la semaison.
El, la torpille, la ralme, la fumée, l’armoise, la dour, la légion d’honneur.
Vivaqueemos, vivaqueemos, vivaqueemos!!
C vous connûtes Rosita9?ombrait lègèrement la lèvre supérieure de Rosette un duvet fin. Et aussicelle de sa soeur Conchette la Soltère.
Nota: Atención de Sylvia Molloy. Escritos en colaboración con Pizarnik en París. Los errores tipográficos son de la versión original.

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Escena de la locura de mademoiselle Pomesita Laconasse
por Sylvia y Alejandra y porAlejandra y Sylvia (y vice versa)

La que con su culo pajarero decía “perfumear” en vez de “perfumar”desp- ertó esa mañana con deseos de intrinsiquezas dignas de un iñiguista.
—Who am I?— estalló.
Pero se detuvo en esta inquisición con la diestra yx desición de univer- salizar se peripato. Por eso enflautó:
—Who is who?
Esto la hizo xx reir a mandíbula batiente. Es así como soltó el trapo y el chorro, carcajeó, se comió la risa, se finó de risa, se descalzó de risa, se destornilló de risa y por fin se cayó de culo prorrumpiendo:
ja ja ja
je je je
ji ji ji
+ hi hi hi
ju si ju
anopluro
Ah!— exclamó. Y además exclamó:
—ta! , hum!, córcholis!, mecachis! —y dándose una palmadaza en el musli-to siguió exclamando :
Quel gustache a pistache! Me circulo en la rueda de Santa Catalina. Me ensalmo a sombra de tejado. Me meduseo. Me traigo al retortero. Me acomodo a vacar. Me embalumo y me enfosco con un piezgo de corambre. Quel gustache a pistache. Me crío los pechos con una zapatilla. Me empanado con un hugono-te. Me meo a la flor del perro. Me echo la pata. Me tengo el pie sobre el cuello. Me hombruno de lunas. Me enlobezno (grrrr.). Me chocheo los dospatitos. Me hago la zancadilla con las patas en alto. Me voy por los cerros de ubeda, aprieta+, atiza!, arrea!, brrrr!, fait pas chaud. Quel gustache a pistache!
El observador desinteresado que la observaba por el ojo de la cerradura se preguntó si nuestra heroína estaría en sus cabales y si sí por qué y sino por qué no.
—No soy ninguna occiputa— díjose Pomesita para su capote de zorros pla-teados que críaba con ovomaltina y sal de fruta ANO gracias a lo cual era un capote ENANO.
—Mecachis y córcholis? Ca sent l’entrejambe, qu’elle dit en flairant l’atmosphère et plus encore l’onosphère d’une narine qui se voulait délicate. Me suis- je aspergée ce matin?
(Cortina musical, o como dicen los franceses, Rideau de musique: Asperges me Dooooomineeeeeeeee! CORO: sniff! sniff! sniff! Bravo!! Pis! bravo! Pis!).
Es así como Pomesita La Meonne prosiguió su coquetona disertación:
—Quel gustache a Pistache! Si estuvieran aquí mis amiguitas Sylvia y Alejandra! Ellas sí que saben la cosa-cosa! Ellas sí que cogitan hondo y franco!
p.2. av. de pom. lac. onasse.
Si estuvieran Alejandra y Sylvia!Qué amiga de sus amigos!Qué señoras para criados y parturientas!Qué maestras de esbozados y calientes!Qué sexo para concretos!Qué gracia para los osos!Qué corazón!!!!A los bravos y legañosos,un meón!En venturam Vespasianas;Pomesianas en jodery estrullar;en la virtud, Africanas;Animales en xx sabery laburar;en la bondad, mejor no hablemos;en sus brazos, siempre, don Aureliano,y a veces Marco Tulio por lo que les prometíacuando se vestía de tía -.No alcanzaron a huir con muchas riquezasen las axilas.
De pronto Pomesita xx medita y hesita al niveau del caniveau y vuelve a hhesitar, excitada, entrex un hombre de bigotes, y de buenas letras, un honm
bre de ambas sillas y un hombre de pelo en pecho, un hombre xx menudo ynuevo y no tener uno hombre, un hombre de copete y un hominicaco, un hombrede calzasxxxxxxxx atacadas y una hombrera, un hombre bueno y un homúnculo,un hombre de manga y una hopalanda, un hombre de pro, de pré y de pprá yun hoplita, un hopo y un hondeador, un hondureñismo y un hongo, pero tuvo miedo de mancillar su honrilla y cerrando los ojos los dejóx pasar.
Es así como, desolada, contemplçó por la ventana, sola, solitaria,ebria de trementina y largos besos y, distraída, rascábase el divertículodel costal de los pecados , la comisura del bacinete y la islilla del chi-fle turullante como un escodadero.
A la mañana siguiente encaminose a Domodossola en donde había dormido. Había dos pasajeras en el auto, dos jóvenes egipcias que iban de Calais a Venecia en auto-stop, con un mensaje de helicóptero de Munich a Buenos Aires para el regreso. Caía plúmblea pluvia sobre el lago Mayor; xxxxxx Pomesita patinó y rompióse el anfiteatro coxal sin que sus compañeras se inmutaran.
Se compró entonces dos smokings blancos y su amigo Pérez la invitó a fes-tejar su partida con alfajores. La velada se prolongó hasta tarde y se co-gió (el subrayado es nuestro)= A la mañana siguiente confió el auto a un me-cánico y tomó agua de Vichy, luego hizo pipí (bravo!—musitó el observador desinteresado que la espiaba por el ojo de la cerradura. —Cf. école du regard).
—Tu sculptas— díjose Pomesita llorando— Je sus. Vous voulûtes. Vous sûtes. Tu dis que l’humanité a vu la Vierge. Pas vraie, mon pot.
paj. trua de pom. l. con.
Pomesita no estaba contenta.
—Hay algo podrido en el reino de los cielos —meditó— Cela a uneodeur xx d’entrejambe. Ne ferme pas.
—Ay, ay! no señor, si tengo tres callos en cada dedo —respondió la fámula–
Un taureau passa et lui pissa le pied.
—Et comment te feras-tu aimer? répondit la petite fourmi
l ramo de olores. Sal y pimienta. Ajos chicos. Borriqueta a la minuta. (Self-borriqueta) 1 estragón 1 pimentón 1 satiricón un rincón un callorynchus callorhyncus. L. 1 kilo de gallo 1 chalote en franco hervor un amasijo de queso 2 hojas de colapez 2 hojas de cola pollo 2 hojas de colagogo
Instrucciones para el uso: en una asadera de porcelana refractaria hágaseun caldito con almejas (sin conchitas). En cuanto suelte el hervor grite “mamá” y hágase a un lado. Esto formará una pasta homogénea llamadaxxxxxxxxx “pastacciuta”. Luego se saltará una borriqueta habiéndola untado previamen-te de huevo batido y colapez. Independientemente, se calentará prudentemente la cresta del kilo de gallo hasta que se le vayan las agallas y se dejede joder en los campanarios. Estragar el culo del estragón hasta desposeerlo de las glándulas naturales de un estragón. Rellenar el culo del estr agóncon el satiricón cortado en finas lonjas picadas con chalote franco y conun puño de queso, escalfando por último el callorhyncuscallorhyncus L. conun diente de ajo, un ojo de cebolla y cuatro kilos bifes con papafritas.
Echar a un rincón. Absorber las hojas del colagogo a la azunceña y servirel todo en una fuente verde con florcitas rosadas.
Consejo de provecho general para gandes y chicos:el pescado de mar no tiene gusto a entrejambe.
Dígale a su médico que Ud. no come pescado y verá lo que él le dirá.
—La reputísima madre que lo parió!! —xxxxx dijo el Dr. Planck.
No todo lo que se pesca se puede comer. Ejemplo de ello el Congo Belga.
Hay religiones que prohibe n comer cerditos, vaquitas y homúnculos pero ninguna prohibe pescar.
No compre cualquier pescado. Compre callorhyncus callorhyncus L.
Desde tiempos prehistóricos se come pescado, y más aún x: trufas con ceniza.
Enseñe a sus niños a comer pescado y ríase después de las espinas:
ja ja ja
je je je
ji ji ji

Nota: Atención de Sylvia Molloy. Escritos en colaboración con Pizarnik en París.
Los errores tipográficos son de la versión original.

dr. elephant de

Saturday, June 09, 2012

Voces para Lilith > Literatura contemporánea de temática lésbica en Sudamérica

Voces para Lilith
Literatura contemporánea de temática lésbica en Sudamérica.
Lima, Perú. Editorial Estruendomudo, 2011
Ghezzi, Melissa y Salazar, Claudia (compiladoras)


Dialogan: Gabriela Robledo, poeta antologada y Claudia Salazar, antologadora

Varias antologías de literatura homosexual en lengua española publicadas del año 2000 a la fecha incluyen algunos textos de temática lésbica. Ninguna antología latinoamericana, sin embargo, había sido dedicada exclusivamente a la literatura lésbica, lo que confirma la obliteración del tema en producciones editoriales sobre homosexualidad. Voces para Lilith (2011) viene a cubrir un vacío también reflejado en los estudios literarios y de género en la región. De allí el valor singular de esta publicación en el ámbito de la construcción de imaginarios alternativos a la heteronormatividad. La obra recoge 48 textos de escritoras sudamericanas contemporáneas sobre temática lésbica, tanto de poesía como de narrativa.

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El 30 de julio de 2011, en la Feria Internacional del Libro de Lima, Melissa Ghezzi y Claudia Salazar, antologadoras, recibieron a las escritoras Rosario Aquim de Bolivia; Marianela Cabrera, Eleonora Requena y Ely Zamora de Venezuela; Gabriela Robledo de Argentina y Melissa Ghezzi y Jennifer Thorndike del Perú, autoras participantes de la antología.
Al principio, el auditorio empezó a poblarse tímidamente, pero cuando las escritoras comenzaron a leer sus textos, la sala se llenó con un público variado: visitantes de la Feria, escritores y escritoras y mujeres que escuchaban expectantes algo que les resultaba, a la vez, familiar y novedoso. El evento dio un paso hacia la reivindicación lésbica de los espacios públicos.

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Como toda antología, Voces para Lilith propone un corpus considerado esencial desde el punto de vista de quienes realizamos la compilación. El eje de nuestra selección fue el criterio estético, por lo que incluimos textos que juzgamos valiosos por su calidad literaria. Consideramos también que la antología reuniera textos inéditos de autoras sudamericanas sobre temática lésbica, tanto de poesía como de narrativa; que tuvieran al menos un libro publicado anteriormente, de preferencia sobre el tema; y que continuaran en el ejercicio literario. Se trata entonces de una antología de textos contemporáneos que representa la pluralidad de la experiencia lésbica, con especial cuidado en el manejo de la escritura.
La convocatoria nos permitió reunir una gran diversidad de voces de escritoras sudamericanas. Entre ellas se puede encontrar algunas de renombre junto a otras para quienes la antología representa una oportunidad de divulgar sus escritos más allá de las fronteras nacionales. Al hablar sobre literatura latinoamericana, Brasil suele ser excluido por la cuestión lingüística. En Voces para Lilith esta barrera fue superada; las autoras luso-hablantes fueron traducidas al español. Si bien buena parte del trabajo de investigación dependió de nuestro conocimiento de algunas publicaciones o del acceso a ellas a través de medios tradicionales (especialmente bibliotecas), hubo autoras a quienes llegamos gracias a los contactos que nos brindaron otras escritoras hispanoamericanas.

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Gabriela Robledo - Cuando recibí la invitación para participar en la antología pensé en el valor de las redes que la hicieron posible. En mi experiencia como escritora, académica y activista lesbiana feminista he tenido la oportunidad de participar con varias de las autoras no sólo en lecturas y congresos, sino también en acciones del movimiento lésbico de Argentina. Claramente, lo que tenemos en común es la preocupación literaria por hacer emerger una nueva sujeta discursiva, distinta de la sujeta “mujer” literaria e histórica, que existe a cambio de un pacto con la heteronormatividad que le asegura legitimidad y coherencia sexual y social. En estos cambios de imaginario se juega una tarea política.

Claudia Salazar - El proceso de investigación y compilación puso en evidencia la relación entre nacionalidades y sexualidades. No es una coincidencia, a mi parecer, que un país como Argentina, donde hay muchos avances en la lucha por el reconocimiento de los derechos de las poblaciones homosexuales (hasta el momento es el único país sudamericano donde se ha aprobado el matrimonio entre personas del mismo sexo), sea el que presente más escritoras sobre temática lésbica y en el que las publicaciones relacionadas hayan experimentado un auge. Esto es un síntoma de las complejas y estrechas relaciones que se dan entre lo político y las representaciones culturales de las subjetividades marginadas.

Gabriela Robledo - El hecho de que haya más escritoras argentinas puede verse como un proceso dialéctico. En Argentina hay un sólido ejercicio de práctica y reflexión política. Los Encuentros Nacionales de Mujeres son un ejemplo de ello. Se organizan desde hace más de 25 años buscando un diálogo plural y horizontal. En 2003 abordaron decididamente la temática lésbica –aunque los orígenes del activismo LGTTB puedan rastrearse hasta inicios de los años setenta. Estas circunstancias movilizaron indudablemente el reconocimiento tanto de los derechos como de la existencia y la humanidad de las lesbianas en cuanto sujetas. Creo que esta ha sido una condición de posibilidad para la emergencia de nuevas enunciadoras, con producciones literarias capaces de expresar subjetividades lésbicas, explorar nuevos territorios de lo erótico e interesadas en un cambio de libreto que transgreda el lenguaje de la literatura androcéntrica y universal.

Claudia Salazar - Algunas escritoras declinaron la invitación a participar en nuestra antología aduciendo que corrían el riesgo de ser etiquetadas como lesbianas, independientemente de si lo son, lo que podría ir en detrimento de sus carreras literarias al encasillarlas en una temática. Otras señalaron que no habían “salido del closet”, algo que no fue requerido en la convocatoria. Dime, Gabriela, como autora, ¿te preocupa ser encasillada como escritora de temática lésbica?

Gabriela Robledo - No tengo una mirada esencialista de las identidades, no creo que sean fijas ni inmutables. La literatura no tiene sexualidad, no creo que haya una literatura lésbica. No es necesario tener la experiencia de un astronauta para escribir sobre las estrellas. Esa distinción no es tan clara en literatura de temática lésbica, donde se asume que sólo una lesbiana se atrevería a expresar una experiencia que aún supone una carga negativa. Es parte de una ontología biológica de la sexualidad que sigue presente, que es preciso comprender en el marco de la modernidad, donde fue gestada. En la antología existen varias aproximaciones sobre el tema.

Claudia Salazar - Sí, lo erótico y las representaciones del cuerpo ocupan casi previsiblemente un lugar central tanto en los poemas como en la mayoría de relatos recopilados. En varios poemas prevalece la mirada interior que se vuelca hacia un tú en un movimiento consciente de su propio carácter transgresor. Este tipo de mirada recala en expresiones de corte erótico y romántico que apelan centralmente a una manifestación del deseo lésbico. Algo similar sucede con algunos textos narrativos donde lo romántico y lo erótico se conjugan, ya sea con el deslumbramiento ante el descubrimiento de la afectividad homoerótica o con las negociaciones y luchas de los personajes frente a un silencio impuesto por las convenciones sociales.

Gabriela Robledo - Para mí no es casual que los temas más recurrentes sean los más viscerales –amor, desamor, condena social, miedos– porque la literatura como hecho social nos ha ayudado a objetivar ciertas opresiones de género difíciles de ver en solitario. Mi poesía no está orientada particularmente hacia el amor romántico, pero sí –y especialmente en mi primera juventud– ha funcionado como un géiser, una explosión en medio de un mundo que lo único que ha tenido para ofrecer ha sido silenciamiento. Involucrarme en el activismo fue una manera de romper ese silencio y darle nuevas savias a mis poemarios. Ahora, en la antología, ¿cuáles han sido las características más sobresalientes de los textos?


Claudia Salazar -En muchos prevalece una intención que se podría llamar testimonial, que quiere expresar y sacar a la luz estas experiencias invisibilizadas por tanto tiempo. En ese afán testimonial radica la fuerza de estos textos. Hay otro tipo de textos que trasciende este ámbito y se orientan hacia la exploración estético-discursiva. Se trata de textos más atrevidos, más experimentales, que quiebran linealidades y desestabilizan lugares de enunciación ya normativizados, por lo que permiten plantear lo lésbico como un espacio de rupturas de normativas falogocéntricas. Pienso, por ejemplo, en relatos como los de la venezolana Dinapiera Di Donato, la peruana Jennifer Thorndike o la argentina Vanesa Guerra, por nombrar algunos, que utilizan la ironía y el humor como armas desestabilizadoras y ponen en jaque la noción de una narradora o escritora lesbiana.
Recuerdo que al final de la presentación una adolescente del público preguntó a las integrantes de la mesa: “¿Como manejaron la escritura sobre temática lésbica con sus familias?”, porque ella misma escribía y sentía miedo de que sus padres supieran que le gustaban las chicas. Tú le contaste tu experiencia personal, primero de rechazo y luego de aceptación, y la niña quedó encantada, lo cual me llevó a pensar en la literatura, no sólo como un hecho estético inmanente sino como un medio de producción de condiciones de vida.


Gabriela Robledo - Sí. Ese fue el momento donde el cruce entre lo personal y lo político estuvo definitivamente frente a nuestros ojos. Donde se hizo cuerpo.



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Ghezzi, Melissa y Salazar, Claudia (compiladoras). 2011. Voces para Lilith: Literatura contemporánea de temática lésbica en Sudamérica. Lima: Editorial Estruendomudo. 400pp. ISBN: 9786124104008.


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Gabriela Robledo es Escritora e investigadora de la Universidad Nacional de Córdoba
Claudia Salazar es Doctora en Literatura Latinoamericana por la Universidad de  Nueva York (NYU)
Publicada em: 21/09/2011 às 11:14 entrevista

Publicada em: 21/09/2011
http://www.clam.org.br/publique/cgi/cgilua.exe/sys/start.htm?infoid=8680&sid=43


dr. elephant

Friday, March 16, 2012

Heliogábalo o el anarquista coronado> Antonin Artaud- texto completo on-line


Heliogábalo o el anarquista coronado (1934)

Antonin Artaud

Ed. Argonauta, 1972

por Vanesa Guerra 



A ese que supo escribir “El amor es un horrible desprendimiento” no le daremos la espalda en su gozo por la hechura de aquel libro espasmódico y orgiástico sobre la pasión de Elagabalus. ¿Quién sino Artaud para narrar en múltiples claves la vida y disolución de un emperador más cercano al Sol, a la divinidad y al fuego, que a los modos unívocos y aun lineales con los que se confecciona la vida en esta tierra? Es obvio que en el año 203 este planeta era otro mundo, pero también es obvio que Artaud experimentaba la existencia fuera de los tiempos que vivía; el poeta también pertenece a otro reino. Ciertas voces en ciertos textos nos resucitan zonas que nacieron muertas. Este libro guarda ese poder. Y si acaso se entrara en la trama y en la intensidad pavorosa de su construcción, no se saldrá igual: ni aún más sabio, ni aún más cauto. Sólo es posible que las fuerzas que habitaron a Heliogábalo nos acorralen en nuestras identidades y nos adviertan que la libertad de ser quedará siempre incómoda y apresada en el único nombre con que se nos ha nombrado al nacer.

Para columna Libro recordado: Suple de cultura Tiempo Argentino: http://tiempo.infonews.com/2012/03/25/suplemento-cultura-71208-heliogabalo-o-el-anarquista-coronado.php 

Ver texto completo:

http://bilboquet.es/documentos/Artaud,%20Antonin%20-%20Heliogabalo%20O%20El%20Anarquista%20Coronado.pdf




Tuesday, February 21, 2012

Altares en la Patagonia >> Fotos>> Lidia Milani

http://hemi.nyu.edu/journal/5.1/por/artist_presentation/lidiamilani/index.html
http://hemi.nyu.edu/journal/5.1/por/artist_presentation/lidiamilani/gallery.html
http://hemi.nyu.edu/journal/5.1/por/artist_presentation/lidiamilani/essay.html


Altares a la vera del camino
Vanesa Guerra



¿Existe una voz humana, una voz que sea la voz del hombre, como el chirrido es la voz de la cigarra o el rebuzno es la voz del asno? Y si existe, ¿acaso el lenguaje es esta voz?


Giorgio Agamben

A propósito de la obra Altares en la Patagonia
Las fotos que Lidia Milani nos presenta fueron tomadas en el sur de la Argentina, en la Patagonia, allí donde emerge desde la meseta la Cordillera de los Andes. La Patagonia es inmensa y hondamente despoblada; a medida que nos adentramos en ella, los pueblitos se transforman en páramos y los páramos en cascos de estancias, acertados en los mapas como puntos importantes, pero sólo predilectas propiedades privadas que se distancian entre sí cada vez más.

En los caminos que cruzan las hectáreas desangeladas de las estancias y en los caminos que corren a la vera de los ríos, el viajero, gente que no siempre es del lugar, va dejando sus huellas; quienes hemos recorrido el sur sabemos de inmensas rocas inscritas o pintadas con el nombre amado de un pueblo lejano; o señales de vialidad erosionadas de viento y atravesadas por el tiro certero de una escopeta; y también, sabemos y hemos sido tomados por las manos que trabajan las paredes de una montaña, o las piedras y maderas del camino con las que el viajero o el peregrino que anda construye altares.

En las rutas inhóspitas de estas tierras abiertas, la gente habla o se habla a través de esas huellas.

Revaloramos el gesto de detenerse, el acto de construir un altar, la apertura a un tiempo al margen del acto de viajar, o del acto de trasladarse en la extensa hondura de esta región, de un pueblo a otro.

Revaloramos la mirada de Lidia Milani, que nos transforma con su acto y con su gesto artístico en viajeros de esas tierras y a la vez en interlocutores de esas gentes que levantan altares llevando de un sitio a otro una estatuilla a cuesta o tan solo disponiendo un par de maderas en forma de cruz.

Acaso, estas imágenes que ha sabido intuir y legarnos ésta fotógrafa nos permitan reflexionar acerca de la posibilidad de recuperar la experiencia en la vida contemporánea.

Estamos advertidos de la dificultad, como ya planteara Agamben “al hombre contemporáneo se le ha expropiado su experiencia” sin embargo, cuando elabora La crítica del instante y su continuo dirá: “una transformación cualitativa del tiempo sería la de mayores consecuencias y la única que no podría ser absorbida por el reflujo de la restauración” (1)

Así, de alguna manera queda planteado que “cambiar el mundo” significa sobre todo “cambiar el tiempo” hacer una experiencia diferente del tiempo.

Cada altar entre los altares
Por otro, lado es importante agregar, que los altares que Lidia Milani captura o los altares por los que la mirada es capturada, son un hecho único e irrepetible, aún cuando esas mismas vírgenes, encuentran otros altarcitos a la vera de otros caminos en regiones tan remotas como el norte del país en Salta, o en Jujuy o en el corazón abigarrado de una esquina transitada en plena urbe porteña.


No se trata de buscar lo que hay en común entre ellos, de hecho nos perderíamos: lo plantearemos así:


Una imposible peregrinación por cada altar, dibujaría un recorrido pretencioso que uniera pampas y mesetas, desolaciones y plazas céntricas, lo urbano con el llano, los rincones de una casa con la esquina de una iglesia, donde alguien construyó un altarcito, afuera, en la vereda de enfrente, donde un perro callejero le ladra a un mendigo que tiene una estampa arrugada de la Virgencita Desatanudos en la mano.


La imposible peregrinación procede a comunicar elementos en una suerte de red movediza que crece de manera multiforme, pues la gente que anda caminos y calles, continuaría levantando altares por detrás de nuestros pasos, mientras la vida transcurre a sus costados, entrelazándose.


Esto nos recuerda en primera instancia una idea de Jorge Luis Borges desarrollada en El idioma analítico de John Wilkins (2); recordaremos que el narrador plantea que:


-“todos los idiomas del mundo (...) son igualmente inexpresivos”


-“en el idioma universal que ideó Wilkins... cada palabra se define así misma”


-Wilkins “Dividió el universo en cuarenta categorías o géneros, subdivisibles luego en diferencias, subdivisibles a su vez en especies.”


-“La belleza figura en la categoría décimo sexta, es un pez vivíparo, oblongo. Esas ambigüedades, redundancia y deficiencias recuerdan las que el doctor Franz Kuhn atribuye a cierta enciclopedia china que se titula Emporio celestial de conocimientos benévolos. En sus remotas páginas está escrito que los animales se dividen en: (a) pertenecientes al emperador, (b) embalsamados, (c) amaestrados, (d)lechones, (e)sirenas, (f) fabulosos, (g) perros sueltos, (h)incluidos en esta calificación, (i) que se agitan como locos, (j)innumerables,(k) dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello, (l) etcétera,(m) que acaban de romper el jarrón, (n) que de lejos parecen moscas.”


-“… no hay clasificación del universo que no sea arbitraria y conjetural. La razón es muy simple, no sabemos qué cosa es el universo.”


-y por último, “(Teóricamente, no es inconcebible un idioma donde el nombre de cada ser indicara todos los pormenores de su destino, pasado y venidero.)”


Por todas estas ideas que refieren a la condición humana, pareciera que buscar lo común es tan complejo como hallar lo singular, pues buscando y clasificando lo común, Wilkins, y después Kuhn, han llegado al desparpajo de lo singular, al punto de poner dentro de una comunidad y a la misma altura, elementos tan complejamente disímiles en tiempo y en espacio pero imaginariamente hermanados.


En continuidad a esa misma discusión, Borges en Funes el memorioso (1942)(3) pone en boca de su narrador la siguiente idea:


“Los dos proyectos que he indicado (un vocabulario infinito para la serie natural de los números, un inútil catálogo mental de todas las imágenes de recuerdo) son insensatos, pero revelan cierta balbuciente grandeza. Nos dejan vislumbrar o inferir el vertiginoso mundo de Funes. Éste, no lo olvidemos, era casi incapaz de ideas generales, platónicas. No sólo le costaba comprender que el símbolo genérico perro abarcara tantos individuos dispares de diversos tamaños y de diversa forma; le molestaba que el perro de las tres y catorce (visto de perfil) tuviera el mismo nombre que el perro de las tres y cuarto (visto de frente).”


Creeríamos que estas ideas bien podrían aplicarse a los altares que la gente ha levantado al costado de los caminos.


Cada altar tendrá en secreto su nombre dado, pero no sabemos qué nombre se cifra en la entraña de su destino.

Encuentro y presencia

Es en el encuentro entre los unos y los otros, por ejemplo, entre los hacedores de altares y los que andan caminos, donde la experiencia del encuentro hace huella.

Lo planteraremos así:

Altares en la Patagonia bien podrá ser un rescate del afán popular e íntimo de los argentinos; aún, bien podría ser la muestra irrevocable de un país caído tras la crisis del 2001 que levantó su esperanza y su amargura en tantísimos altares sobre diversos recodos en tierras argentinas; sabemos que a la vera de nuestras rutas, hay demandas de amor, rogativas, agradecimientos, ofrendas, promesas, recordatorios, nacidos de un gesto personal y privado, pero –y queremos subrayar lo que sigue- estos altares tienen la potencia de convocar a otros, hombres y mujeres, que azarosamente encontrarán o pasaran por el sitio, para detenerse, elevar nueva oración y hermanarse a quien no conoce, en la misma fe.

Por eso decimos que un altar a la vera del camino es un lugar de encuentro. O mejor dicho: es un lugar que se funda en tanto el viajero lo encuentra, o quizá, en tanto el viajero atento es encontrado, atravesado por una presencia que desde la vera, con halo ajeno y familiar, lo convoca. En ese encuentro, el altar desata un tiempo propio que atesora la cifra del voto, cifra que refiere a la condición humana, a la experiencia del desamparo o a la experiencia de la gratitud. Cada altar invoca un mundo subjetivo, infinito pliegue de la voz humana que intenta un salto que la trascienda. Y allí donde la voz se acaba, donde el lenguaje encuentra su buena frontera, donde las flores, las velas, las reliquias, las estatuillas agregan soporte a la lengua, se levanta el altar invisible y poderoso, ombligo de plegarias, portal entre los unos y los otros.

Hacer huella–experiencia. Cada altar se enlazará así mismo en sus propias diferencias, aquellas que puede alojar en cómo mira y es mirado. Cada quien sedimentará lo que caiga de esa experiencia de encuentro, experiencia temporo-espacial con los otros, los semejantes, ausentes, pero representados.


Fe y palabra

Así vírgenes y altares andariegos, a fuerza de peregrinos, brotan como un llamado. En el extasiado paisaje patagónico, en la vasta soledad de las mesetas, en parajes que aún vibran el eco de la hechura geológica reciente, el gesto y la huella de la fe, propone un lazo con el semejante; será ése el misterio, la fe que habita en la palabra, el poder real de la palabra, que hace escritura en el cuerpo, en el propio y en el ajeno -que escucha y habla; que mira, se mira y es mirado-, cuerpos atravesados y acompañados por la letra, cuerpos que realizan un acto y construyen (inscriben) un altar que los representa en gratitud y en desamparo frente a sí y frente a su Virgen, y necesariamente, frente a los otros.

Entonces, las virgencitas y los altares andan porque los hombres y las mujeres hablan, porque habitan el lenguaje, porque los altares se construyen con palabras que narran la historia de cada quien, por eso, de algún modo, evangelizan en la fe hacia lo humano y llevan la palabra de unos a otros, recordando cada vez la hechura de finitud y ese inmenso e irrevocable afán por trascender.


Altar: texto al margen

Estos altares de Lidia Milani refieren a construcciones anónimas; si acaso Milani sabe quien los ha hecho, no nos lo dice, y aun, agregaremos que no ha titulado sus fotos, nos las da así, limpias; por eso estamos como en la ruta, andando, sin saber quién ha levantado ese altar y en nombre de cuál propósito. Lidia Milani contruye rutas por afuera de los mapas, reinventa la cartografía del llamado, la cartografía de los lazos humanos y como los mitos y las leyendas, la función del acto que ha creado el altar, y que Lidia recrea para nosotros, inunda y supera la acción privada, pues, cada virgen de yeso o de arcilla arropada en los caminos, cada ermita de chapa o piedra, no sólo habla de un hombre o de una mujer, sino de todos aquellos que podemos reconocer el gesto, un gesto tan primitivo como la construcción de un refugio a la divinidad, modo peculiar de preservar una creencia, de alimentarla y alimentarse en ella.

Así, el altar que mira y el altar que es mirado, supone un encuentro, una experiencia que se funda a la vera de las cosas y compone una suerte de relación, de comunidad, sin palabras, solo plegaria y balbuceo de preguntas, al margen, al margen y entre la voz y el lenguaje.


Sin duda que las vírgenes de este pueblo hablan de nuestra gente, por supuesto que en sus altares se esculpe tanto la tradición como la diversidad, trozos de memoria de la tierra, pero, esos altares peregrinos, aun los arrumbados, los vacíos, los ausentes, los que están por venir, son textos que narran una historia imposible, siempre inconclusa, jamás universal, de múltiples o ínfimas voces. La historia que se hace presente en este manifestar espontáneo, expresa con humano límite la pasión de los fieles, y en tanto no termina de expresarse, anda peregrino el gesto y va replicando virgencitas por aquí y por allá: pasiones representadas y puestas en escena.



Para un final


Tiempo y espacio del altar

Al margen del camino o en las márgenes del río se funda un sitio.

La opresión de lo cotidiano, lo que se extrema en el vértigo o en el hastío de esta época, pareciera responder a la enorme dificultad de traducir la existencia humana en una experiencia.

Sin embargo, al costado de donde ocurren las cosas, al costado de lo que transita, algo habla de la búsqueda de un tiempo y de un espacio diferente. Quizá el altar recupere la intención de la experiencia, en tanto alguien pueda encontrarse convocado en su existir. Los hacedores de altares o los devotos o los atentos a los gestos de sus semejantes, modifican o se modifican en este encuentro y eso nos remite a la experiencia, que no es necesariamente una experiencia mística, más bien se trata de una marca, un reconocimiento de uno en el otro, algo que se advierte, que rompe la homogeneidad del espacio, del espacio psíquico o geográfico, algo que quiebra el monocorde transcurrir de los días; y que llama, mira y propone; y se le toma, se le aloja con toda su potencia, con las múltiples fuerzas que lo componen o lo habitan, y se le hace lugar, y algo, en ese espaciarse, en ese hacerse espacio por dentro, acontece.

“El espacio entre voz y logos es un espacio vacío … Sólo porque el hombre se encuentra arrojado en el lenguaje sin haber sido llevado por una voz, solo porque arriesga en el experimentum linguae sin una gramática, en este vacío y en esta afonía, algo como un ethos y una comunidad se vuelven posibles para él” (4).


Diciembre 2007
Notas:


1- Agamben G. Infancia e historia- ensayo sobre la destrucción de la experiencia. 1978y 2001 -Segunda edición Buenos Aires, Adriana Hiladgo Editores , 2004


2- Borges J.L. Obras completas- Otras inquisiciones(1952) El idioma analítico de John Wilkins. -Buenos Aires, Emece, 1981


3- Borges J.L. Obras completas- Artificios (1944) Funes el memorioso (1942)- Buenos Aires, Emecé, 1981


4- Agamben G. Infancia e historia- ensayo sobre la destrucción de la experiencia. 1978 y 2001- Experimentum linguae- Segunda edición. Buenos Aires, Adriana Hiladgo Editores , 2004

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